Ayer encontré por la calle a un amigo oriundo de Alcoy al igual que yo. Estuvimos hablando y en nuestra conversación salió, cómo no, Alcoy. Ambos coincidimos de que es la ciudad ideal para pasar las Navidades y Reyes. Quienes hemos nacido allí tenemos la suerte de haber experimentado una faceta de la infancia que no todos los niños conocen. Es la faceta más profunda e ingenua de la inocencia infantil. Es la que te permite vivir una realidad inexistente, pero que sin embargo, resulta indudable: es sentir la emoción de la llegada de los Reyes Magos acompañados por su séquito formando una cabalgata entrañable y armónica y que fue la primera que se celebró en España.
Mi amigo y yo alargamos la charla hasta que unos turistas con sus chanclas y calcetines, nos llamaron la atención para que dejáramos vía libre en la acera. ¡ Hay que ver que civilizados son en otros países ! Sólo les falta poner el intermitente para caminar por la calle.
Pues bien, a raíz de este recuerdo tan agradable que nos remontó a nuestra más tierna infancia, he querido hoy colgar este cuadro, esta maravillosa vista de Alcoy. Quien conozca la ciudad se puede recrear en la escena, y quien no la conozca ya puede ir planeando una visita. Estas fechas son muy buenas: se puede ir al Belem del Tirisiti, pasear y ver escaparates, comer peladillas y esperar la llegada de los Reyes Magos disfrutando de una copa de buen champagne y cantando villancicos.
VISTA DE ALCOY DESDE EL VIADUCTO 1972
Acuarela 63 X 45
APROVECHEMOS ESTAS NAVIDADES PARA SACAR DE PASEO A NUESTRO NIÑO INTERIOR Y RECUPERAR ESE ESPÍRITU INFANTIL QUE ES CAPAZ DE DISFRUTAR DE LA VIDA.
TODOS PODEMOS HACERLO.
RESULTA RECONFORTANTE.