Los días de lluvia también son bonitos y más aún, cuando por estas latitudes son bastante escasos.
No ocurre lo mismo en otros lugares como en París por ejemplo. La capital francesa no sería tan bonita ni especial si no fuera por su clima. Cuando imagino París, en mi mente se reflejan tonos grises, negros, otoñales...me parece maravillosa. Y para más inri, soy incapaz de pensarla en verano.
En esa época del año, para mí, pierde encanto y personalidad. ¡ Cuestión de gustos !. Por cierto...hace ya tiempo que no voy por allí....
Ya estoy soñando. De momento me quedo hoy aquí a disfrutar de este día que es un regalo para la naturaleza.
PARÍS 1979-81 Acuarela 36 X 50 |