¡ Menudo domingo que hace !. Estamos a más de 22 grados, el mar está que parece un plato, la
playa está llena de gente tomando el sol, pescando e incluso bañándose, los pájaros cantan como si fuera primavera...
Recuerdo que cuando era pequeña era muy habitual oír a los mayores decirnos: "estáis como el tiempo". Con ello querían que nos calmáramos, que bajáramos pulsaciones, que nos quedáramos quietos aunque fuera un ratito porque los volvíamos locos. Cuando el tiempo anda revuelto, acabamos cargaditos y atarantaos pues no hay quién se aclare. Pues bien, con este clima reinante de los últimos tiempos, creo que vamos a cambiar hasta de personalidad y vamos a llenar los manicomios.Es cierto que no hay nada mejor que levantarse por la mañana con un buen tiempo, con calorcito y un sol radiante, pero estamos en otoño y más de uno ya pide lluvia y frío a gritos.
Esta situación está desequilibrando muchas cosas: las tiendas de ropa no venden abrigos (para qué, no quiero sauna textil), los agentes de viaje no venden Caribe (tenemos el sol y la playa en casa), las plantas sacan sus flores con ánimo de presumir de ellas como hacen en primavera (un desastre pues eso es tan solo una muestra del desequilibrio que está experimentando la naturaleza) y cuando te hablan de planes para Navidad tan solo te apetece cantar villancicos a ritmo de canción del verano.
Pero bueno, hay que aguantarse y seguir poniéndose protector solar.
A partir de hoy se hará de noche antes, sin que apenas nos demos cuenta, así que salgamos a dar un paseíto (para hacer hambre) y luego elijamos un restaurante apetecible donde degustar una buena comida. Hoy podríamos optar por uno de esos a la antigua usanza, tipo mesón, de regencia familiar en el que la madre guisa, el padre atiende las comandas y cobra y los hijos (y hasta los novios o novias de éstos) son los camareros.
Comer en uno de estos lugares es alimentarte nada más entrar por la puerta. El aroma huele a guiso de hogar, los dueños te saludan como si te fueran a invitar a comer (mentira, luego pagas igual) y la mesa que te adjudican te la tenían reservada prácticamente (pues saben que es tu preferida). Todo esto da gusto, no me digáis que no.
Pues bien, no demoréis más vuestra salida de casa, y colocaros vuestra mejor sonrisa para ofrecerla a los demás.
Feliz domingo y disfrutar de vuestro restaurante que podría ser como el que os enseño a continuación. Fue pintado en Altea a mediados de los ochenta y se comía de cine. Platos caseros y paella a la leña. No lo busquéis. Ya no exsite. ¡ Una pena !
RESTAURANTE EN ALTEA
Acuarela 49 X 34
Vendido
Vendido
APLAUDO LA NUEVA COCINA PORQUE ES EL RESULTADO DE LA INICIATIVA Y LA AVENTURA, PERO ME QUEDO CON LA COCINA DE LA ABUELA, GUISADA SIN TANTA CIENCIA PERO CON MUCHO AMOR.
RESPETEMOS Y VALOREMOS LO NUEVO PERO NUNCA EN DETRIMENTO DE LO TRADICIONAL.